Los osos polares y las belugas han hecho que viajar a Churchill sea uno de los sueños viajeros de muchos amantes de la naturaleza. Este pequeño y remoto pueblo de la provincia de Manitoba de Canadá se encuentra justo en la frontera del Ártico, rodeado por la tundra y el mar. Ninguna carretera llega hasta allí, haciendo que Churchill siga conservando una gran autenticidad y siga siendo un pequeño pueblo donde suceden eventos naturales extraordinarios.
No es barato viajar a Churchill, pero si se tiene tiempo y ganas suficientes, hay maneras de descubrir este pueblo mucho más baratas que con los desorbitados precios que ofrecen las agencias.
Churchill, donde actualmente residen unas 1.000 personas durante todo el año, se encuentra en el norte de la provincia canadiense de Manitoba. En concreto, Churchill se encuentra en la costa de la bahía de Hudson, en la región más septentrional de la provincia, justo en la frontera con la región del Ártico.
Churchill se conoce como la capital mundial del oso polar, ya que es uno de los mejores lugares del planeta para poder ver osos polares, especialmente durante los meses de octubre y noviembre. La concentración de ososos es tan alta durante ese momento del año porque la mayoría de ellos se acercan a la costa, esperando a que la Bahía de Hudson se congele, para ingresar al mar y empezar a cazar focas. Hay que tener en cuenta que desde que se derrite el hielo de la Bahía de Hudson, normalmente a finales de mayo, hasta que se vuelve a congelar a finales de noviembre, los osos prácticamente no comen, así que es un momento en el que necesitan gastar la mínima energía posible para poder sobrevivir.
Durante los tours que se hacen justo antes de que se congele la bahía, cuando ya hace mucho frío y ha nevado, no es raro poder ver más de veinte osos polares en un día, especialmente en aquellos recorridos que ingresan a la Churchill Wildlife Management Area.
Pero Churchill es mucho más que los osos polares. También es uno de los mejores lugares del planeta para ver belugas. Durante los meses de julio y agosto suele haber más de 5.000 belugas cerca del río Churchill, haciendo que sea muy fácil verlas. Aunque se pueden ver desde la costa, para poder tener una experiencia completa lo mejor es realizar alguna navegación en zodiac o kayak. Las belugas son una de las ballenas más curiosas y juguetonas, por lo que siempre regalan momentos inolvidables.
Por último, Churchill también es una localidad excepcional para ver auroras boreales. Dada su ubicación, justo en la frontera con el ártico, y su clima, durante unas 300 noches al año se pueden ver las mágicas luces del norte.
A la hora de viajar a Churchill, uno de los primeros aspectos es estudiar cómo llegar a este pueblo, ya que no se puede acceder por carretera. Principalmente, hay tres formas de llegar:
La manera más rápida y cara de llegar a Churchill es en avión. Son vuelos en aviones pequeños, de la compañía Calm Air, y que si se compran con antelación pueden costar unos 1.000 CAD, ir y volver. En temporada alta (segunda quincena de octubre y primera de noviembre) los últimos billetes pueden valer unos 3.000 CAD por trayecto.
Una manera económica de llegar a Churchill es cogiendo el tren desde Winnipeg. El trayecto dura casi dos días, ya que el tren avanza lentamente y hace bastantes paradas, algunas largas, pero es trayecto bonito a través de la tundra y una oportunidad de desconectar durante dos días, siempre que tengas suficientes días de vacaciones. Ir y volver en tren desde Winnipeg cuesta entre 500 y 600 CAD.
El último pueblo accesible por carretera es Thompson, por lo que también se puede conducir hasta allí o ir en bus (el trayecto desde Winnipeg a Thompson en bus dura unas 9 horas y media y cuesta unos 50 CAD). Después allí hay que tomar el tren hasta Churchill (el mismo que sale desde Winnipeg). La combinación de bus y tren es algo más barata que el tren y también más rápida. Sin embargo, ten en cuenta que Thompson es un pueblo poco hospitalario, con más delincuencia de la esperada para un pueblo pequeño i ubicado en el norte del país. Si llegas en bus, te recomiendo ir al centro comercial hasta que sea la hora de salida del tren. Por otra parte, si llegas en coche propio, lo más seguro es dejarlo aparcado en el parking del aeropuerto, donde existe vigilancia.
La mejor época del año para viajar a Churchill varía en función del motivo por el que se quiera visitar este pueblo. Es un pueblo realmente interesante y con mucho que ofrecer desde finales de junio hasta finales de noviembre. Fuera de estos meses, la oferta turística se reduce mucho, pero es una buena época para ver auroras boreales (en invierno el aire es más nítido y hay menos nubes por la noche) o para experimentar la dureza del invierno en la frontera del ártico.
Para que puedas evaluar tú mismo en qué momento del año te interesa viajar a Churchill, lo mejor es saber qué es lo más destacado de cada época:
El verano es la época en que las belugas son las grandes protagonistas. En Churchill, estas ballenas llegan normalmente a finales de junio o principios de julio a la bahía de Hudson y suelen marcharse a principios de septiembre.
En concreto, cada verano llegan a la bahía de Hudson unas 60.000 belugas, y en concreto en la zona cercana a Churchill suele haber entre 4.000 y 5.000. Esto hace que verlas sea muy sencillo en esta época.
Aparte de las belugas, los osos polares también se pueden desde el momento en que el hielo marino desaparece de la bahía de Hudson (actualmente a finales de mayo). Sin embargo, durante estos meses es más difícil ver osos, ya que están más dispersados y no siempre se encuentran en la costa. Igualmente, a veces se pueden observar algunos ejemplares mientras nadan por el mar, pero también en tierra firme. Durante el mes de julio y agosto (temporada alta) se hacen tours en buggy y con 4×4 para ver osos polares, aunque no todos los días, y suelen ser más económicos que en octubre y noviembre.
Además, durante la última semana de julio y las dos primeras de agosto, algunas compañías de Churchill (como Lazy Bear Expeditions ) también tienen permiso para visitar la Fireweed Island. Esta isla se visita cuando está cubierta de las flores lilas y se pueden ver osos polares descansando allí, haciendo la aproximación a pie. Una experiencia que seguro es mágica, pero también muy cara.
Desde el mes de septiembre hasta mediados de octubre es un período de temporada baja en Churchill, después de los meses de verano. Sin embargo, sigue siendo un buen momento para viajar a Churchill.
A principios de septiembre todavía suele haber belugas y a menudo se pueden observar desde la playa de Churchill o desde Cape Merry. El único inconveniente es que ya no se hacen tours con zodiac ni en kayak, así que hay que conformarse con verlas de lejos.
En cuanto a los osos polares, también se acostumbran a ver por la zona, normalmente con más frecuencia que en verano. De hecho, a medida que se acerca el frío, más osos llegan al litoral de la bahía de Hudson, esperando a que se congele. Durante estas semanas no se hacen tours en buggy (acostumbran a empezar en la segunda semana de octubre), pero sí se pueden hacer tours en 4×4 con guía o salir a buscar osos en coche de alquiler.
Por último, este período es especialmente bueno para ver auroras boreales. Son meses en los que los KP suelen ser muy altos, lo que se traduce en auroras boreales muy intensas. Aparte, los colores del otoño en la tundra son espectaculares durante las primeras semanas de septiembre.
Este es el período de los osos polares. Y también el momento en que hay más turismo en Churchill y los precios son más altos. Hace unos años, la época buena para ver osos polares empezaba el 1 de octubre y terminaba el 1 de noviembre, cuando ya se había congelado la Bahía de Hudson y todos los osos se iban a cazar focas.
Actualmente, con el cambio climático, las mejores semanas para ver osos polares se han ido retrasando. Ahora se considera que la temporada oficial de osos polares en Churchill comienza el 10 de octubre y finaliza el 20 de noviembre. Sin embargo, siempre puede variar un poco. Para ver el mayor número de osos polares posibles y en condiciones de nieve, lo mejor es viajar a Churchill durante la primera o segunda semana de noviembre.
Durante estas semanas también se pueden ver auroras boreales, pero las temperaturas son mucho más frías (fácilmente unos -15 ºC por la noche) por lo que es imprescindible venir muy bien preparado para el frío.
Una vez se hiela la bahía de Hudson los osos se adentran en el hielo marino para ir a cazar focas. Solo quedan en tierra firme las hembras embarazadas, que dan a luz a finales de diciembre, la mayoría de ellas dentro del Parque Nacional Wapusk.
Durante estos meses es muy poco probable ver un oso polar en Churchill, pero a veces se ven zorros rojos, zorros árticos o incluso lobos.
También es un momento de temporada muy baja en el pueblo, con muchos alojamientos y restaurantes cerrados. Igualmente, siempre hay algún alojamiento abierto, sobre todo los pequeños hoteles de la gente local, y hay gente que decide viajar a Churchill para experimentar el invierno ártico y para intentar ver auroras boreales.
Los meses del invierno son muy buenos para ver auroras boreales porque suele haber menos nubosidad.
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A mediados de febrero llega un momento muy especial: los osos polares que han dado a luz, comienzan a salir de las madrigueras con sus pequeñas crías de dos meses. Es un momento básico para su supervivencia, y después de algunas semanas en las que todavía continúan en la zona de la madriguera, a partir de mediados de marzo comienzan el camino hacia el hielo marino de la bahía de Hudson para que la osa adulta pueda cazar y alimentarse después de casi un año sin prácticamente comer.
Durante ese momento crucial por la supervivencia de las nuevas generaciones de los osos, se hacen algunos tours muy específicos y regulados para intentar ver osos polares con sus crías. Esto hace que vuelva a haber un pico de visitantes en Churchill, aunque mucho más reducido que el que existe entre octubre y noviembre.
Desde finales de marzo hasta principios de junio es un momento en que Churchill vuelve a recibir muy pocos visitantes. Es un período en el que difícilmente se ve ningún oso (los osos no vuelven a tierra firme hasta que se ha fundido el hielo marino).
Seguramente este período sería el menos recomendable para viajar a Churchill, ya que no es ideal para ver osos polares, belugas ni auroras boreales.
Se puede viajar a Churchill por libre fácilmente, y es la opción más económica. El alojamiento se puede reservar a través de Booking.com. Además, en el pueblo hay varios restaurantes y dos supermercados (el más grande es Northern Store, el otro supermercado es el Tamarack Food, que a pesar de ser más pequeño los precios suelen ser un poco mejores). Si quieres ahorrar, te recomiendo buscar algún alojamiento con cocina, para así poder prepararte algunas comidas.
Para conocer el área de Churchill por libre, lo recomendable es alquilar un coche, ya que no es nada aconsejable salir del pueblo a pie, por el peligro de los osos polares. En coche de alquiler se pueden visitar los diferentes puntos destacados de la zona (puedes ver cuáles son un poco más adelante en este post) y también buscar osos polares por libre. Durante los meses de octubre y noviembre (sobre todo a partir del 20 de octubre) no es difícil encontrar osos por libre (un poco más adelante en el post cuento las mejores zonas).
También, aunque viajes por libre a Churchill, existe la opción de contratar tours de observación de osos diarios o de mediodía. Hay salidas en 4×4 por las zonas públicas (las mismas donde puedes acceder en coche de alquiler) y también se hacen las salidas en los famosos buggys, por el área del área de conservación Churchill Wildlife Management Area, que hace frontera con el Parque Nacional Wapusk. La zona por la que van los buggys tiene el acceso restringido y es donde suele haber más densidad de osos polares.
Tener un coche de alquiler también es muy útil para ver auroras boreales, ya que para que no haya contaminación lumínica es mejor salir del pueblo. Eso sí, si vas sin guía es muy importante no alejarse demasiado del vehículo y estar atento a cualquier presencia de osos. También se pueden contratar tours diarios de auroras boreales.
Por otra parte, si se visita a Churchill durante la época de las belugas, sí que es necesario contratar algún tour para poder ver estas ballenas de más cerca. Se pueden contratar salidas en kayak o paddle surf (con guía) y también en zodiac. Desde 2015 ya no está permitido hacer snorkel con belugas, ya que nadar con cetáceos está prohibido en Canadá desde entonces.
El hecho de que Churchill sea un pueblo tan pequeño y remoto, pero con un interés tan grande por ver su fauna, especialmente los osos polares, pero también las belugas, ha hecho que los precios sean cada vez más altos.
Los viajes organizados (que incluyen el transporte en avión desde Winnipeg, el alojamiento en Churchill, las comidas y dos o tres días de actividades) no bajan de los 9.000 CAD por persona.
Por eso, viajar a Churchill por libre es la opción que yo recomiendo. En este caso, estos son los precios que deberías tener en cuenta (las cifras están en dólares canadienses):
Así pues, en unos 5 días en Churchill es habitual gastar entre 2.350 y 2.700 CAD por persona, considerando que durante algunos días se alquila coche y en otros se hace algún tour con buggy o para ver belugas. El precio anterior también incluye el coste del trayecto en tren.
Si te gusta la naturaleza, estoy convencido de que Churchill no te decepcionará. No sólo por toda la fauna que se puede ver en torno a este pueblo, también por el hermoso paisaje de la tundra y por la posibilidad de ver el espectáculo de las auroras boreales.
Por eso, creo que lo más aconsejable es pasar por lo menos unos 5 días en Churchill. En caso de llegar a Churchill en tren, hay que tener presente que no hay trenes todos los días. Por eso, una buena opción puede ser llegar un sábado y marcharse el siguiente jueves.
Aunque Churchill es un pueblo pequeño, hay varios alojamientos en el pueblo y también en las afueras de éste. Por lo general, suele haber disponibilidad, a excepción de las semanas de la temporada alta para ver osos (segunda quincena de octubre y primera quincena de noviembre) cuando en muchos alojamientos la disponibilidad se acaba con casi un año de antelación.
Para poder reservar los alojamientos más económicos, te recomiendo reservar con la mayor antelación posible a través de Booking.com.
Las opciones que yo recomiendo son las de pequeños alojamientos de gente local, que vive todo el año en Churchill. Así estarás colaborando directamente con la economía del pueblo y además son las opciones más económicas. Algunas buenas alternativas son:
Si haces el viaje a Churchill entre los meses de junio a noviembre debes tener muy presente que siempre existe riesgo de encontrar un oso polar, especialmente fuera del pueblo. Por este motivo es importante tener claros estos consejos de seguridad respecto a los osos polares:
Los osos polares son el gran emblema de Churchill y el motivo principal por el que mucha gente decide visitar este remoto y curioso pueblo.
Para ver osos polares, hay tres formas de hacerlo:
Seguramente si has buscado algo de información sobre los osos polares, habrás visto alguna foto de los buggys. Son parecidos a un autobús, pero con unas ruedas enormes y con balcón en la parte trasera, para poder salir a tomar fotos del paisaje o la fauna. De esta forma las observaciones de los osos polares son seguras, aunque estén muy cerca. El único inconveniente es que la perspectiva, al ser desde un punto elevado, no es la mejor para tomar fotos.
Algunas de las compañías que ofrecen tours con buggy sólo venden paquetes de varios días, que también incluyen alojamiento y comida. Pero también existe la opción de contratar sólo el tour por separado, por sólo un día.
En concreto, éste es el tour que se puede contratar por un día y cuesta 560 CAD por persona. Es muy importante reservar con la máxima antelación posible, ya que las plazas son limitadas y durante las mejores semanas para ver osos polares la demanda es muy alta.
Durante esta actividad se llega hasta la zona donde suele haber más densidad de osos polares cerca de la bahía de Hudson, dentro de la Churchill Wildlife Management Area. Es la zona donde la bahía se congela antes, lo que hace que muchos de los osos estén allí esperando a poder acceder al mar para cazar focas.
Otra alternativa, cada vez más popular, es contratar un tour con 4×4. Estos tours se realizan con pick-up o van, en ambos casos 4×4 y con ruedas de nieve, y se circula por las carreteras de tierra que recorren la costa cerca del pueblo de Churchill, y que son de acceso público.
Son tours mucho más personalizados y con la ventaja de poder salir del vehículo (siempre que los osos estén a una distancia prudencial) y de poder tomar fotografías desde un punto de vista más bajo. Los guías que hacen estos tours llevan siempre una escopeta, para asustar al oso polar si hubiera alguna situación peligrosa.
El inconveniente de estas salidas es que sólo se puede visitar una parte muy pequeña de la Churchill Wildlife Management Area, por lo que normalmente la cantidad de osos que se pueden ver es más baja. Igualmente, casi siempre suele verse algún ejemplar, y si no hay más vehículos en la zona, es siempre una observación más tranquila e íntima.
Si te interesa esta opción, te recomiendo los guías de Sub Arctic Tours. El tour de un día (3 horas por la mañana y 3 por la tarde) tiene un coste de unos 450 CAD por persona, aunque varía algo según la época.
Algunas de las otras compañías que ofrecen estos tours son:
Por último, también existe la opción de salir a observar osos polares con un coche de alquiler. Como todo en Churchill, los coches de alquiler también son caros, y hay dos compañías en las que alquilarlos:
A la hora de alquilar un coche, sea con la empresa que sea, hay que tener en cuenta que el seguro suele estar a terceros, así que cualquier accidente con el coche corre a cargo de la persona que lo haya alquilado. Sin embargo, hay muy poco tráfico y es muy poco probable tener un problema importante siempre que se vaya por los caminos correctos y sin conducir deprisa.
Una vez se tiene el coche, es necesario tener un poco claro dónde ir a buscar los osos. Cada año la situación puede cambiar un poco, pero en general estos son algunos de los puntos donde hay bastantes probabilidades de ver alguno:
En mi post sobre dónde ver osos en Churchill (en preparación) podrás leer todos los detalles sobre estos sitios y consejos sobre los mejores caminos.
Si decides intentar ver osos por libre, recuerda no molestarlos ni alimentarlos, y vigilar si se acercan demasiado al vehículo.
En verano los osos polares compartan protagonismo con las belugas. Y aunque se pueden ver estos cetáceos desde la playa de Churchill, lo más recomendable es hacer alguno de los tours para poder verlas de cerca:
La empresa que realiza estas actividades para personas que viajan por libre a Churchill es Sea North Tours.
Además, existe una última actividad, que es el aqua-glading. Es una propuesta patentada por la empresa Lazy Bear Expeditions, que consiste en tumbarse en un colchón tirado por una zodiac y poder sumergir la cabeza en el agua para ver a las belugas nadar e interaccionar. Esto lo empezaron a hacer en el 2015, cuando se prohibió en Canadá hacer snorkel con las belugas y cualquier otra ballena. Desgraciadamente, no suele ser posible contratar la actividad por separado, y sólo suelen ofrecerla a las personas que contratan un viaje con ellos. Sin embargo, si te interesa, siempre puedes acercarte al Lazy Bear Lodge y preguntar si tienen disponibilidad.
Al viajar a Churchill seguramente tendrás algún rato o día libre, en estos momentos puedes aprovechar para visitar algunos de los siguientes lugares, algunos de ellos se encuentran en el pueblo (se puede llegar a pie) y otros en las afueras (hay que ir en coche).
El Centro de Visitantes de Parks Canada, el organismo que gestiona los parques nacionales y áreas de conservación del país, es un pequeño museo centrado en la fauna y cultura de Churchill y la tundra canadiense. Hay información muy interesante y también suele haber un guía que da una charla gratuita y muy completa.
Esta exposición se encuentra en la estación de tren de Churchill.
Esta escultura es uno de los símbolos del pueblo. Se encuentra ubicada en la playa, un lugar donde recomiendo ir durante el día para ver la bahía de Hudson y, según la época, poder observar belugas.
Eso sí, tal y como puede verse en los carteles de este sitio, es una zona donde hay posibilidades de ver un oso. Así que es muy importante no andar por la playa ni las rocas. Tampoco recomiendo visitar la playa por la noche. Y en caso de hacerlo, para ver auroras boreales, lo más seguro es subir a un barco decorativo de madera, el beluga boat.
El Itsanitaq Museum es una parada imprescindible en Churchill para descubrir la cultura inuit. El museo acoge una de las colecciones más antiguas y destacadas de esculturas y objetos inuit del mundo, que van desde el período pre-Dorset (hacia 1700 aC) hasta la época moderna. También hay placas del Manitoba Heritage Council que recuerdan a los pueblos pre-Dorset y Dorset que habitaron esta región. Además, su tienda ofrece libros sobre el norte, arte inuit canadiense, postales y mermeladas locales. Aunque dicen que está abierto todo el año, hay algunos períodos del año en los que está cerrado, pero durante la temporada alta de verano e invierno suele estar abierto.
La entrada es gratuita, pero hay un sitio para hacer donaciones voluntarias.
Se trata de un pequeño centro de interpretación e información de la organización Polar Bears Internacional, que se dedica al estudio y protección de los osos polares y el hielo marino, un elemento clave para su supervivencia.
Es un lugar muy interesante para visitar en Churchill y la entrada es gratuita. Desgraciadamente, sólo está abierto durante los meses de octubre y noviembre.
Es un buen lugar para aprender más sobre los osos y la importancia del hielo marino. Algunas de las cosas que explican son:
Éste es uno de los puntos históricos del pueblo, en este caso de la historia reciente. Miss Piggy es el nombre con el que se conoce un avión de carga que sufrió un accidente poco después de despegar del aeropuerto de Churchill. Pese al impacto, toda la tripulación (tres personas) sobrevivieron. La gente dice que era un avión que transportaba cerdos, por lo que se conoce con el nombre de Miss Piggy.
Es un lugar interesante, y una buena localización donde fotografiar auroras boreales.
Otro punto histórico de Churchill son las Golf Balls, que son los restos de una antigua estación de radar de los años sesenta, construidos para seguir los lanzamientos de cohetes que se hacían en la zona. Actualmente, esta construcción está abandonada, pero su forma curiosa hace que sean bastante populares, y siempre destacan entre el paisaje.
El camino que sale desde allí y se acerca a la costa es un buen lugar donde ver osos polares. Además, allí también puede verse la estructura que se utilizaba para colgar las belugas durante la época en que Churchill vivía de la caza de ballenas.
Cape Merry es uno de los puntos más emblemáticos de Churchill, situado en la entrada de la bahía de Hudson. Desde su pequeño bastión de piedra del siglo XVIII, construido para proteger el Fuerte Prince of Wales, se obtienen vistas espectaculares del río Churchill y, a menudo, es un lugar privilegiado para observar belugas y, con más suerte, osos polares a la distancia.
Churchill Northern Studies Centre, fundado en 1976, es una estación de campo independiente y sin ánimo de lucro dedicada a la investigación y la divulgación científica en el subártico. Se encuentra a unos 23 km al este de Churchill (Manitoba) y ofrece alojamiento, comidas y soporte logístico a investigadores y visitantes interesados en descubrir la vida en el norte.
Además de la investigación, el centro organiza programas educativos todo el año, incluyendo las Learning Vacations: estancias de seis días que combinan alojamiento, charlas y actividades como la observación de osos polares o de belugas, según la época. Es una forma única de conocer el norte viviéndolo de primera mano.
El centro se puede visitar fácilmente en coche de alquiler desde Churchill, y algunos días también se ofrecen visitas guiadas en autobús, que incluyen el recorrido por las instalaciones, la ecología local y el histórico Rocket Range.
Para quienes quieren una experiencia más inmersiva, también existen programas de voluntariado, que permiten contribuir directamente a la investigación ya la vida del centro en uno de los lugares más remotos y fascinantes de Canadá.
El barco Ithaca es otro de los emblemas de Churchill. Se trata de un viejo carguero de 80 metros de largo que atascó en 1960 durante una fuerte tormenta, mientras transportaba suministros hacia las comunidades del norte. Desde entonces, el oxidado barco reposa en la costa, cerca del Halfway Point.
Durante los meses de verano se realizan excursiones durante la marea baja para llegar hasta el lado del barco, que queda nuevamente cubierto por el agua durante los momentos de marea alta. Para ir es imprescindible ir con guía, y que éste vaya con una escopeta, por si apareciera algún oso polar.
Uno de los guías que hace estas excursiones es Don, el propietario del Polar Bear B&B.
Otro de los símbolos de Churchill, y una clara muestra de la convivencia entre los osos polares y los humanos, es el Polar Bear Holding Facility, conocido popularmente como la Cárcel de los Osos Polares. A veces, los osos polares se acercan demasiado al pueblo, atraídos sobre todo por los olores de los contenedores o de los vertederos, e incluso pueden llegar a entrar en las calles. En estos casos, los miembros del programa Polar Bear Alert, que patrullan a diario en coche por el pueblo y sus alrededores, primero intentan asustar al animal con disparos al aire o disparándole bolas de goma. Si esto no funciona, o si se trata de un oso reincide, se le seda y se le traslada a la cárcel de los osos polares, donde suele pasar unos días antes de ser liberado en una zona más alejada de la población.
Cuando un oso vuelve repetidamente hacia el pueblo, se opta por mantenerlo encerrado hasta que se forma el hielo marino, momento en que se le traslada y libera sobre el hielo, donde puede volver a cazar focas. Cuando el hielo cubre la Bahía de Hudson y los osos pueden cazar, pierden completamente el interés por acercarse a los humanos y al pueblo.
Este sistema de gestión se aplica en Churchill desde hace décadas, y gracias a ello no se ha registrado ningún ataque mortal desde 1983. Sin embargo, durante la noche no hay patrullas activas, por lo que es muy importante no caminar por el pueblo a partir de las diez de la tarde, especialmente si se va solo.
Los osos polares son uno de los animales más afectados por el cambio climático. El calentamiento global está haciendo que el período en el que el hielo marino es suficiente para cazar sea cada vez más corto, lo que reduce el tiempo que tienen para alimentarse y les obliga a pasar más meses sin poder hacerlo. En Churchill, por ejemplo, se ha reducido casi un mes el tiempo en el que el hielo marino cubre la Bahía de Hudson. Esto es especialmente crítico para las osas con crías, que vuelven al hielo a mediados de marzo y sólo disponen de un mes y medio antes de que éste se derrita de nuevo.
La falta de alimento hace que los osos polares se acerquen más a las zonas humanas, atraídos por los olores, y esto ocurre especialmente en Churchill, donde afortunadamente existe un buen programa de detección y reubicación de los osos “problemáticos”. Otro problema importante es el vertedero de los desechos del pueblo. Desgraciadamente, Churchill no recicla, y gran parte de los residuos se queman, generando olores que atraen a los osos polares. Aunque existen medidas de control, esta situación sigue siendo peligrosa y podría gestionarse mucho mejor.
El turismo de osos polares mueve mucho dinero, y creo que una parte de estos ingresos debería haberse destinado hace tiempo a construir un punto limpio y una planta de reciclaje. Algunas empresas turísticas sí financian proyectos de conservación: por ejemplo, Frontiers North colabora con Polar Bears International, contribuyendo a estudiar y proteger los osos polares.
Sin embargo, en Churchill creo que el turismo podría tener un impacto mucho más positivo sobre la fauna si se gestionara mejor. Después de haber visto cómo funcionan algunos negocios en el pueblo, parecen estar demasiado centrados en generar beneficios y no siempre ponen la conservación de la naturaleza como prioridad. Echo de menos una mayor implicación de las empresas locales en la protección de los osos polares, las belugas y el ecosistema en general, así como una inversión activa de los ingresos del turismo en acciones concretas de conservación.
Por eso, si quieres contratar actividades en Churchill, te recomiendo apoyar a las pequeñas empresas o guías locales que ofrecen rutas en 4×4. Si prefieres una experiencia diferente, las rutas en buggy de Frontiers North son una buena opción, y también lo es participar en alguna de las Learning Vacations del Churchill Northern Studies Centre, que combinan alojamiento, actividades y educación sobre la fauna y el ecosistema de la zona.
Viajar a Churchill era uno de mis sueños viajeros desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, cuando vi los precios de los alojamientos y del alquiler de coche, comprendí que sería difícil pasar más de una semana en el pueblo, especialmente durante las semanas ideales para ver osos polares.
Por eso decidí enfocar la visita de una manera diferente: aprovechando que estaba en Canadá con una Working Holiday Visa, busqué trabajo en Churchill para alargar mi estancia. Encontré trabajo en la recepción de un lodge del pueblo, con la ventaja de que el alojamiento era gratuito. Así, pude quedarme desde principios de septiembre hasta finales de noviembre.
Ya he pasado el primer mes en el pueblo, y seguiré compartiendo mi experiencia mientras descubro el frío de Churchill y la mejor época para ver osos polares. Por el momento, puedo avanzar que está siendo una experiencia fantástica. El día que llegué al pueblo ya pude ver una osa polar con sus dos crías de dos años jugando en el agua, y desde entonces he observado más de treinta osos en diversas situaciones. Siempre que tengo un día libre aprovecho para alquilar un coche y salir a buscarlos por mi cuenta, pero también he tenido la suerte de salir con uno de los guías del lodge y participar en tours en buggys, aunque por la zona donde se hacen estos tours de momento (durante septiembre) no he podido ver ningún oso polar.
Además de los osos, he podido ver belugas desde la playa de Churchill durante mis paseos, y durante los recorridos en coche también he visto zorros rojos, liebres árticas, perdices blancas, águilas calvas y algunas otras aves. El espectáculo de las auroras boreales también ha sido inolvidable: septiembre es un mes ideal, con un frío suave que permite disfrutar de las auroras sin sufrir. He visto auroras muy intensas, con colores verdes y rojos moviéndose rápidamente por el cielo.
También he visitado algunos de los puntos más famosos de la zona, como el avión Miss Piggy y la cárcel de osos polares. Todo esto mientras trabajo en la recepción por las tardes; son ocho horas diarias, seis días a la semana, pero por las mañanas siempre me permiten disfrutar plenamente de la naturaleza y de los animales. No tengo la sensación de estar trabajando; vivir en Churchill es una experiencia memorable, y definitivamente vale la pena viajar hasta este remoto pueblo.
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Bonjour Arnau :) Soy la profesora de francés de tu madre, y te quería decir que tus fotos son increíbles, y que tus comentarios son extremadamente estudiados y perfectamente redactados. Cada foto está estudiada y hecha con una perfección que no puedo impedirme de decirselo a tu madre. De verdad. Unas fotos maravillosas, un placer indecible para los ojos. Comparto como tú esa pasión por los animales y la naturaleza, pero sobre todo por los animales, y cuando dices que puedes estar esperando horas y horas, días y días para captar una imagen excepcional, - comiendo garbanzos , jajajaja - haría lo mismo si no fuera una cobarde, jaja, y lo suficientemente lista para manejar una cámara de fotos sofisticada. Lo que haces es lo más bonito en este mundo después de la humanidad entre personas. Te felicito, y te sigo viendo en tus viajes, no me vas a soltar así como así, jajajaja. Enhorabuena :) Michèle
Bonjour Michèle!
Muchas gracias por tu comentario, de verdad. Me alegra mucho que disfrutes de las fotos del blog, y que compartamos esta pasión por los animales :)
¡Un abrazo!
Arnau