La Antártida es el territorio más remoto del planeta. Es el área natural más extensa y un lugar que no pertenece a ningún país, tal y como se acordó en el Tratado Antártico de 1959. Por este motivo, mucha gente se pregunta si se puede viajar a la Antártida, y qué restricciones existen actualmente.
La respuesta corta es que sí se puede viajar a la Antártida. Todo el mundo puede ir. Eso sí, es un destino caro, muy protegido y con unas restricciones muy específicas para su visita. Por tanto, antes de viajar al séptimo continente es necesario conocer todos los protocolos y estar dispuesto a cumplirlos estrictamente.

Actualmente, todo el mundo puede viajar a la Antártida, siempre que tenga las autorizaciones pertinentes. Hay quien cree que está prohibido viajar a la Antártida, y que sólo se permiten expediciones con finalidad científica. Pero esto no es así, desde 1958 se realizan expediciones antárticas con fines turísticos, y cualquier persona puede participar, siempre que pueda pagar el coste de este viaje.
Por lo general, dado que viajar a la Antártida es complejo, prácticamente todos los visitantes lo hacen participando en alguna de estas expediciones antárticas con fines turísticos. Son viajes que normalmente comienzan en Ushuaia, al sur de Argentina, y que duran entre 10 y 20 días. En estos casos, todos los permisos para poder visitar la Antártida los tramita la naviera, así que no es necesario gestionar nada de forma individual. Sólo es necesario tener un pasaporte con una validez superior a seis meses, para así poder entrar en Argentina, desde donde comienzan la mayoría de los cruceros.
Por otra parte, también es posible viajar a la Antártida por libre. No es ilegal. Cada año algunos intrépidos viajeros logran llegar al continente blanco con su propio velero. Sin embargo, estas expediciones particulares también deben cumplir con la estricta regulación de la Antártida y tener una autorización del país de origen de la embarcación. Además, de forma particular, sólo se pueden visitar algunas zonas específicas de la Antártida.
Tal y como ya he escrito, no hay restricciones sobre las personas que pueden viajar a la Antártida. Todo el mundo puede reservar una plaza dentro de los viajes de expedición antártica, que son cruceros con personal científico y guías con gran conocimiento sobre la Antártida, que se encargan de que todo el mundo cumpla la normativa y regulaciones que afectan a las visitas al continente blanco.
Igualmente, aunque todo el mundo puede viajar a la Antártida, hay que tener presente que la navegación hasta la Antártida, atravesando el Paso de Drake, suele ser bastante movida. Por tanto, las personas más propensas a marearse deben valorar si es un viaje conveniente para ellas o no. Por otra parte, durante las actividades que se realizan en la Antártida, normalmente pequeñas caminatas o paseos en zodiac, también es necesario tener una condición física buena. No hace falta estar muy en forma, pero sí tener agilidad y estabilidad para moverse con seguridad.
También hay que valorar cada expedición turística a la Antártida por separado. Algunas se hacen con barcos más grandes, pero también hay otras que se hacen en valeros y donde se requiere la participación de los viajeros durante la navegación.
💡 Viaja seguro a la Antártida
Para poder contratar un viaje a la Antártida, una condición obligatoria es disponer de un buen seguro médico para el viaje. Este seguro debe cubrir los gastos de evacuación médica y repatriación, con una cobertura mínima de 100.000 dólares. Por estos casos, te recomiendo contratar el seguro Top de Heymondo, ya que incluye específicamente las emergencias médicas que puedan suceder durante un crucero. Si contratas el seguro a través de este enlace, tendrás un 5% de descuento. Si necesitas más información sobre esta empresa, te recomiendo leer el post Seguro de viaje de Heymondo: detalles, coberturas y precios.
Dado que la Antártida no pertenece a ningún país, no es necesario disponer de ningún visado especial. Sólo es necesario tener los permisos para poder visitar el conteniente, pero esto es una gestión que realizan las empresas organizadoras de las expediciones turísticas a la Antártida.
Por tanto, sólo hay que tener en cuenta los requisitos para poder entrar en Argentina, ya que los cruceros salen desde Ushuaia.
El hecho de que todo el mundo pueda viajar a la Antártida, siempre teniendo los permisos necesarios, no significa que el turismo no esté regulado. De hecho, seguramente la Antártida es el territorio del planeta donde hay más restricciones en lo que se refiere al turismo, y hay muchos protocolos definidos para que el impacto sobre el delicado ecosistema de este territorio sea prácticamente nulo.
Todo esto lo regula la IAATO ( Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida ), una fundación creada en 1991 para asegurar que los viajes a la Antártida sean seguros y ambientalmente responsables.
Una de las regulaciones más importantes es que el número máximo de personas que pueden desembarcar en un punto concreto está limitado a 100. Además, los barcos de más de 500 pasajeros no tienen permiso para realizar desembarcos. Por eso, es mucho mejor viajar a la Antártida en barcos pequeños. Aunque sean menos cómodas o lujosos, la experiencia es mucho más auténtica.
Aparte de esto, la IAATO ha ido imponiendo muchas otras restricciones y protocolos:
Durante mi experiencia al viajar a la Antártida pude comprobar que todas estas pautas se cumplían estrictamente. Tanto los guías como todos los viajeros, estábamos comprometidos en hacer que nuestra visita al continente fuera lo más respetuosa posible con el entorno, minimizando cualquier impacto. Cada desembarco se hacía cuidadosamente, siguiendo protocolos claros, y siempre con una actitud de respeto y admiración por este territorio tan frágil y único.
El hostil clima de la Antártida hace que sólo se puedan realizar viajes de expedición desde el mes de noviembre hasta el mes de marzo. Fuera de estos meses, las temperaturas son muy frías, el paisaje se congela y la oscuridad se apodera del paisaje.
Viajar a la Antártida es caro, y no es casualidad. La logística de los cruceros de expedición que llegan hasta el continente blanco es compleja y costosa. Por un lado, no todas las embarcaciones están preparadas para resistir las duras condiciones del Paso de Drake, uno de los mares más agitados del mundo. Además, estos cruceros disponen de un gran equipo de personal especializado que acompaña a los viajeros y se encarga tanto de la seguridad como de la organización de las actividades. También deben gestionar todos los permisos necesarios para desembarcar en la Antártida, que están estrictamente regulados.
Por otra parte, la navegación desde Ushuaia hasta la Antártida suele durar unos dos días, y lo mismo para volver. Eso si el mar acompaña. En caso de mal tiempo o tormentas, la travesía puede alargarse y hacerse mucho más exigente. Esto también hace que estos viajes sean bastante caros.
Por eso, los precios por persona de la mayoría de los cruceros en la Antártida desde Ushuaia cuestan entre 7.000 y 9.000 dólares americanos, y tienen una duración de entre diez y doce días. Ahora bien, los precios anteriores son las tarifas estándar, pero en muchos casos se pueden encontrar ofertas siempre que se tenga cierta flexibilidad.
Por un lado, existen ofertas por reserva anticipada, normalmente del 20% del importe del viaje. Sin embargo, los mejores precios llegan con las ofertas last-minute, que suelen publicarse unas tres o cuatro semanas antes de la salida del crucero y que en muchos casos ofrecen un descuento del 50% del precio. Esperar a estas ofertas tiene cierto riesgo, ya que sólo se ofrecen cuando hay alguna plaza disponible. Por eso, es necesario tener mucha flexibilidad para poder aprovecharlas.
Hace unos años, las ofertas last-minutas sólo se podían obtener preguntando directamente a las agencias de Ushuaia. Pero actualmente también se puede acceder de otras formas y reservar el viaje a la Antártida directamente por internet. Yo logré viajar a la Antártida aprovechando una de estas ofertas de última hora, y todavía tengo el contacto de la agencia de Ushuaia que me permitió reservarlo. Si te interesa recibir información de ofertas de última hora para viajar a Ushuaia puedes completar este formulario, y te iré enviando las ofertas.
Hace unos años, viajar a la Antártida «gratis» era un sueño que, con suerte y paciencia, podía hacerse realidad. Hasta aproximadamente el 2010, había viajeros que se quedaban en Ushuaia esperando la oportunidad de subir a un crucero de expedición como voluntarios, ofreciéndose para ayudar en tareas de limpieza, cocina o logística a cambio de un sitio a bordo. Era una práctica poco habitual, pero posible, sobre todo en temporadas con plazas libres de última hora. Hoy en día, con el aumento de la demanda y la profesionalización del sector, estas oportunidades prácticamente han desaparecido. Los tripulantes y guías deben tener experiencia y calificación, y los viajes siguen estrictos protocolos que no dejan lugar a improvisaciones.
Así pues, ahora mismo la única opción de viajar a la Antártida sin gastar una fortuna es la de aprovechar las ofertas de última.
El frágil y prístino ecosistema de la Antártida se encuentra cada vez más amenazado, a causa de la acción humana y el cambio climático. Por eso, poder viajar a la Antártida es también sinónimo de ver los efectos del cambio climático en el medio natural, y debería ser un impulsor para adoptar un estilo de vida lo más sostenible posible. Es difícil no querer luchar por la conservación de la Antártida después de contemplar su belleza y pureza.
Actualmente, algunas de las amenazas que vive la Antártida son:
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