Semana 11

Los impalas nos suben a los árboles (Kruger)

(Este post está escrito con plural porque compartí la semana con mi madre)

Hacía unos días, mientras me dirigía en coche hacia el punto donde empezaría un safari a pie, la guía del Parque Nacional Kruger que me acompañaba me dijo:

– Iremos directamente hacia el punto de inicio de la ruta. Sin detenernos. Sólo pararemos si vemos un impala en lo alto de un árbol, porque los impalas no suben a los árboles.

Justo esto es lo que nos acabábamos de encontrar unos días después. No hacía ni diez minutos que habíamos salido del camping de Satara, de madrugada, cuando el coche que iba delante de nosotros se había parado frente a un árbol. Después de analizar durante unos segundos el motivo, vimos que había un impala entre las ramas del árbol. Obviamente estaba muerto, era una presa reciente. Esto sólo podía indicar que había un leopardo cerca. Y que acabaría volviendo allí para alimentarse.

Si teníamos paciencia terminaríamos viéndolo.

Las hienas también lo sabían. Medio dormidas, confiaban en que el leopardo viniera y se le acabara cayendo parte de la presa al suelo.

Había pasado sólo una hora cuando empezó a haber algunos movimientos entre la hierba que rodeaba el árbol. Aunque el felino no podía verse a la perfección, no había duda de que era un leopardo. En lugar de subir al árbol directamente, se tumbó en el suelo. Y dejó pasar unos minutos que se me hicieron eternos. Parecía que nunca llegaría el momento que tanto había esperado.

Pero no tardó demasiado en levantar la mirada, incorporarse y empezar a escalar el árbol con una habilidad envidiable. Pocos segundos después ya se encontraba cómodamente situado entre las ramas más altas, para empezar a alimentarse del impala que había cazado hacía unas horas.

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Otros instantes de la semana en el Parque Nacional Kruger

Perros salvajes en Satara

Después de un safari de tarde poco productivo por el área de Satara, y ya cuando estábamos volviendo hacia el camping, una manada de doce perros salvajes se puso a andar por la carretera justo delante de nosotros. Andaban pausadamente, patrullando el territorio. Verlos de tan cerca y durante un buen rato fue muy especial.

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Un búho entre la oscuridad en Olifants

En Sudáfrica existe una gran variedad de pájaros. En concreto, en el Parque Nacional Kruger existen más de 500 especies. Pero a menudo pasan desapercibidas entre los impresionantes mamíferos que se mueven por ese parque.

Durante el sunset safari (un safari guiado, que comienza con la puesta de sol y termina por la noche) que hicimos en la zona del camping de Olifants, tuvimos la suerte de encontrar uno de los búhos más grandes de esta zona: un búho lechoso.

Un amanecer entre leones

Observar a un león macho caminando en dirección al coche impresiona. Ver a tres de golpe es inolvidable. Los cinco minutos que pasamos observando a estos tres leones, cerca de la ruta S147, fueron unos de los más intensos de la semana.

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Perros salvajes cerca de Balule

Una de las características que hace especiales los safaris por África es que la mayoría de animales se muestran completamente indiferentes a los coches. Esto permite ser testigo de escenas únicas. Cómo poder ver a cuatro perros salvajes jugando y persiguiéndose durante una larga media hora cerca del camping de Olifants.

La magia del río Shingwedzi y del norte del Kruger

Al sur del Parque Nacional Kruger por lo general es más sencillo ver animales, pero también hay mucha más gente y coches. De modo que a veces las observaciones de los animales acaban siendo algo estresantes.

A medida que se avanza hacia el norte del parque, sobre todo a partir de Olifants, comienza a haber mucha más vegetación (especialmente árboles de Mopani) pero la gente desaparece. Ver animales también es más complicado, pero la simple experiencia de circular en solitario y lentamente por alguna de las pistas del norte vale la pena. Hay algunos de los paisajes más escénicos del parque y zonas con mucho encanto. Por ejemplo en el río Shingwedzi, donde cada mediodía pudimos ver decenas de elefantes bebiendo agua, jugando y refrescándose.

También en el norte pudimos ver a dos leonas caminando por la carretera; y tres guepardos (una adulta y sus dos crías) pasando cerca del coche.

Tal y como me dijeron muchos de los sudafricanos con los que hablé, ésta es la magia del norte del Kruger.

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Este post forma parte del resumen semanal de mi largo viaje, un viaje que al que he llamado Quinuituq.