Semana 58

Paisajes lunares y dinosaurios en Argentina

Viajar durante largas temporadas me ha descubierto todos los secretos que esconden los países que visito más allá de sus puntos más emblemáticos. Ya no viajo con la impaciencia de conocer los típicos imprescindibles de cada sitio. Me importa poco descartar alguno, a cambio de profundizar y dedicar más tiempo a las zonas por las que paso. Conectar con paisajes e historias que normalmente pasan desapercibidas en los itinerarios habituales.

Me sorprende descubrir paisajes bellísimos, normalmente conocidos entre la gente del propio país, pero desconocidos fuera de sus fronteras. Rincones impresionantes, como los que pude admirar en la última semana por Argentina, con el Parque Nacional Talampaya o el Parque Provincial Ischigualasto como grandes protagonistas.

El Parque Nacional Talampaya, en la provincia de La Rioja, es una joya natural que combina la belleza del desierto con el impacto de la historia geológica. Sus acantilados de roca roja, erosionados por el paso del tiempo, crean uno de los cañones más asombrosos de Argentina. Un paisaje que también explica, gracias a fósiles y petroglifos, la presencia de pueblos desde hace miles de años.

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A pocos kilómetros de ahí, el Parque Provincial Ischigualasto, conocido también como el Valle de la Luna, es otro tesoro oculto en Argentina. Este parque es uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo. Allí se han encontrado algunos de los fósiles de dinosaurio más antiguos y bien conservados del planeta, y grandes arqueólogos siguen estudiando este territorio.

Después de haber visto diferentes fósiles de dinosaurio en el museo del parque, se me hizo sencillo imaginarme cómo hace 180 millones de años estos habían recorrido y dominado esta tierra. Un territorio que ahora era completamente distinto. Desértico y, aparentemente, con mucha menor presencia faunística. Sin embargo, algunos animales todavía eran capaces de sobrevivir. Entre ellos guanacos, zorros grises e, incluso, algún puma.

Este post forma parte del resumen semanal de mi largo viaje, un viaje que al que he llamado Quinuituq.