Semana 78
Entre tortugas marinas en las Galápagos
Siempre me resulta muy especial nadar con tortugas marinas. Me parece hipnótico ver cómo nadan. Desplazándose con fluidez, como si volaran por el agua. Con un simple movimiento de sus aletas son capaces de cambiar la dirección, y aprovechar la fuerza de las corrientes marinas para desplazarse hacia dónde quieren. Sin gastar más energía de la necesaria. No tienen prisa; sólo se deslizan, desde el fondo marino donde comen algas hasta la superficie donde respiran, con la serenidad de quien vive en perfecta armonía con el entorno.
Desde que llegué a Galápagos ya había perdido la cuenta de las tortugas que me habían acompañado en mis baños. La mayoría eran tortugas verdes, aunque también tuve la fortuna de encontrar algún ejemplar de carey. Pero nada de lo que había visto hasta entonces podía compararse con la experiencia que viví en un snorkel en la zona de los Túneles, en la isla Isabela. En sólo tres cuartos de hora nadé entre más de veinte tortugas
A pesar del frío que tenía seguí nadando y aprovechando todo el rato disponible, ya que debajo del agua había un espectáculo mágico. Cada vez que perdía una tortuga de vista veía otra rápidamente. Qué calma que me transmitían. Y como si esto no fuera suficiente, durante el rato que estuve nadando por esta zona también pude observar dos caballitos de mar, un grupo de spotted eagle rays , y varios tiburones de punta blanca descansando en una cueva.
Otros momentos terrestres por la Isla Isabela
Las Galápagos no sólo guardan tesoros bajo las olas; en la parte terrestre también despliegan un mundo vibrante y único. En los cinco días que pasé en Isla Isabela aproveché cada hora para recorrer sus paisajes y buscar flamencos, tortugas gigantes terrestres, iguanas marinas y pájaros de todo tipo. Entre caminatas y encuentros inesperados, fui descubriendo que esta isla no es sólo un privilegiado rincón de biodiversidad: es, sencillamente, un pequeño paraíso en la Tierra.
Este post forma parte del resumen semanal de mi largo viaje, un viaje que al que he llamado Quinuituq.