La Reserva Nacional de Paracas es una parada habitual al viajar a Perú por libre, y una nueva muestra de la diversidad paisajística de ese país. En esta reserva se puede apreciar cómo el desierto peruano se encuentra con el mar, creando un ecosistema de gran valor para diferentes especies marinas y aves. Aparte, paisajísticamente es un área muy interesante, sobre todo el litoral de esta reserva. Por eso, y gracias a que se encuentra a poco más de cuatro horas de Lima, la mayoría de viajeros incluyen esta reserva en sus itinerarios por Perú.
Hay muchas maneras de visitar esta zona, pero yo recomiendo visitar la Reserva Nacional de Paracas por libre. Es más económico y, además, no es necesario seguir un horario prefijado y se puede realizar todo el recorrido con más tranquilidad.
Para visitar la Reserva Nacional de Paracas es necesario dirigirse hasta el pequeño pueblo de Paracas, situado a unos 260 kilómetros de la ciudad de Lima.
La manera más sencilla de realizar este trayecto es en bus, y es un recorrido que dura unas 4 horas y media Te recomiendo utilizar la compañía Cruz del Sur, que es una de las más fiables y cómodas del país.
También se puede llegar a Paracas desde la ciudad de Ica (donde se encuentra el Oasis de Huacachina). Desde allí, el recorrido en bus dura 1 hora y media.
La Reserva Nacional de Paracas tiene una extensión de 335.000 hectáreas y gran parte de su territorio es desértico. Así pues, la zona más interesante es el área de costa, donde existe una mayor diversidad de parajes y formaciones geológicas muy interesantes.
En concreto, estos son todos los principales atractivos para visitar en la Reserva Nacional de Paracas:
A unos 2,5 kilómetros del punto de control del acceso a la Reserva Nacional de Paracas, se encuentra el Centro de Interpretación y el Museo Julio C. Tello, una zona donde vale la pena realizar una parada al visitar esta reserva por libre.
El acceso al Centro de Interpretación es gratuito. Allí hay una exposición sobre el ecosistema de la reserva, y muchos detalles de su fauna y geología.
Al lado, se encuentra el edificio del Museo Julio C. Tello, con mucha información sobre la historia de la Cultura de Paracas y de esta zona del Perú. En concreto, pueden verse más de un centenar de objetos antiguos, entre ellas piezas de cerámica, utensilios y tejidos. Eso sí, la entrada al museo no es gratuita: cuesta 7,5 soles por adulto, 4 soles para universitarios y 1 uno para niños.
La Playa Roja es un imprescindible durante una visita a la Reserva Nacional de Paracas por libre o con un tour. Esta playa de arena rojiza, es una de las únicas cinco playas rojas del planeta. Este color se debe a un mineral muy abundante en esta zona, la granodiorita rosada.
Está prohibido andar por esta playa, pero se puede observar desde un mirador, y también pasear por la zona. Evidentemente, el baño tampoco está permitido.
Muy cerca de la Playa Roja se encuentra el pequeño pueblo pesquero de Lagunillas. Allí lo más interesante es la Playa Lagunillas, que es la playa que dispone de más servicios dentro de la Reserva Nacional Paracas. Allí está permitido el baño, y también hay una zona cercana con restaurantes.
Por tanto, si se decide pasar un día entero conociendo la Reserva Nacional de Paracas por libre, es una buena idea hacer una parada al mediodía en Lagunillas.
También en la Bahía de Lagunillas se encuentran la Playa El Raspón y la Playa la Mina. Paisajísticamente, no son los puntos más interesantes de esta reserva.
Sin embargo, es una parada interesante para quienes quieren bañarse y disfrutar de un rato de tranquilidad en este entorno.
Desde la Playa Roja comienza una pronunciada subida, que finaliza en dos miradores imprescindibles. Primero se pasa por el Mirador Istmo, donde se tiene una buena vista de la enorme extensión del desierto y se puede apreciar cómo acabar encontrándose con el agua del mar. Después, en el Mirador Istmo II, situado en lo alto de un acantilado, se tiene una perspectiva inmejorable de la Playa Roja y toda la bahía de Lagunillas.
Esta playa tiene una extensión bastante grande, de unos dos kilómetros, lo que hace que sea ideal para pasear y disfrutar de la calma de este rincón de Perú. Normalmente está permitido el baño, aunque según las condiciones del mar y las olas puede ser poco recomendable.
A lo largo de esta playa también se pueden observar diferentes aves marinas, muchas de ellas nidifican en la Reserva Nacional de Paracas.
La Catedral es una formación rocosa emblemática del Perú, y un imprescindible durante un recorrido por la Reserva Nacional de Paracas por libre.
Año tras año, la forma de esa roca va cambiando, debido a la erosión del viento y el agua del mar. Además, parte de la roca quedó destruida en el año 2007 a causa de un terremoto.
Sin embargo, todavía es un paisaje maravilloso. Además, se tiene una panorámica muy amplia del mar, y que es ideal para observar aves, chungungos y, en ocasiones, algún cetáceo. Sin embargo, para ver ballenas en Perú lo mejor es dirigirse a la costa norte del País.
A 1 kilómetro de La Catedral se encuentra una de las playas más salvajes de la reserva de Paracas: la Playa Supay. Es una extensa playa donde no está permitido el baño. Sin embargo, se puede contemplar desde un mirador cercano al área de aparcamiento o también se puede bajar hasta la arena y disfrutar de una caminata a orillas del mar.
Todos los atractivos anteriores se encuentran en la Península de Paracas, por lo que se pueden conocer haciendo un interesante recorrido circular de unos 25 kilómetros.
Recorrer la Reserva Nacional de Paracas en bicicleta es una opción ideal para conocer y apreciar esta área de conservación pausadamente. Teniendo tiempo para captar la característica monotonía del desierto.
En el pueblo de Paracas, en la zona cercana al puerto, hay diferentes agencias que alquilan bicicletas. Por lo general, el alquiler cuesta 30 soles por día, e incluye también el casco.
Desde el mismo pueblo se puede salir en bicicleta, y sólo hay que hacer unos 3 kilómetros por el lado de la carretera (pasa muy poco tráfico) para llegar hasta el punto de control de acceso a la reserva. Allí comienza la clásica ruta circular por todos los atractivos de la reserva, y puede hacerse en ambos sentidos. En general, recomiendan más empezar yendo hacia la Playa Supay y La Catedral, y después continuar hacia los miradores Istmos, la Playa Roja y la zona de la bahía Lagunillas. De esta forma, el tramo de mayor pendiente se hace de bajada.
Lo más recomendable a la hora de conocer la reserva nacional de Paracas por libre y en bicicleta es ir durante la mañana, lo antes posible. A partir del mediodía comienza a hacer más viento, y por la tarde es el momento del día en el que suele soplar más el viento. Yendo en bicicleta esto se nota mucho y hace que sea mucho más lento y cansando avanzar.
La alternativa a la bicicleta, es ir en moto por esta reserva. También es una buena manera de conocerla por libre, y tampoco tiene mucha dificultad porque existe muy poco tráfico por los caminos que la recorren y, además, la velocidad máxima está limitada a los 30 km/h.
De nuevo, es sencillo alquilar una moto en las agencias de Paracas. Actualmente, el coste del alquiler cuesta 120 soles, y también incluye el casco.
El recorrido recomendado es el mismo que el que se puede realizar en bicicleta. Eso sí, en este caso el sentido de la ruta circular es poco importante, ya que las subidas no tienen ninguna dificultad con la moto.
La ruta circular que se puede realizar en bicicleta o moto es la misma. La única diferencia es que si se va en bicicleta, en algunos tramos se puede ir por un carril bici que avanza paralelamente a la carretera. La ruta circular con todos los atractivos que se pueden visitar es la siguiente:
En caso de no querer visitar la Reserva Nacional de Paracas por libre, también existe la alternativa de contratar a un guía, que puede ser privado o en grupo.
Lo más económico es hacer alguno de los populares tours en grupo por la reserva. Éstos son algunos de los más recomendables:
Si se quiere realizar una salida privada, también se puede contratar una excursión privada desde Paracas, para visitar cualquiera de los atractivos de la zona.
A la hora de planificar una visita a la Reserva Nacional de Paracas, sea por libre o con un tour, te puede ser muy útil esta información.
El acceso a la Reserva Nacional de Paracas está permitido de las 9:00 a las 16:00. Ahora bien, puede estar en el interior de la reserva hasta las 17:30.
La entrada para acceder a la Reserva Nacional de Paracas es de 11 soles por adulto extranjero y 5 soles por adulto nacional. Los menores pagan 3 soles en cualquier caso.
Además, el acceso a la reserva en bicicleta es gratuito todos los lunes.
Esta reserva se puede visitar durante todo el año, ya que el clima cambia poco y es bastante agradable durante la mayoría de los días.
Sin embargo, en general de junio a septiembre es cuando el clima es más ventoso. Por eso, durante estos meses es especialmente recomendable recorrer la península durante la mañana.
Por otra parte, si se visita esta reserva con intención de disfrutar de un baño en el mar, entonces es mejor ir durante los meses más cálidos, es decir, de enero a finales de marzo.
A la hora de visitar la Reserva de Paracas por libre, lo más recomendable es pasar al menos una noche en el pueblo de Paracas. Allí hay una amplia oferta de alojamientos y restaurantes.
Algunos de los alojamientos mejor valorados, teniendo en cuenta su relación calidad-precio, son:
Durante un viaje a Perú por libre, si se decide ir a hasta Paracas también es muy recomendable la excursión en barca hasta las Islas Ballestas, para poder observar y fotografiar la gran variedad de fauna que vive en estas islas.
Además, cerca de Paracas también se puede visitar el oasis de Huacachina y las famosas Líneas de Nazca.
Después de dos semanas en Perú, en las que estuve disfrutando de las excursiones más bonitas que hacer en Huaraz, del trekking Huayhuash por libre y de ver ballenas en Los Órganos, llegué de nuevo a Lima. Ya había visitado esta ciudad durante los primeros días de ruta (puedes leer mi guía sobre qué ver en Lima en 2 días ), y por eso al día siguiente a las ocho de la mañana ya me subí a un bus de Cruz del Sur en dirección Paracas.
El bus salió puntual y el trayecto duró unas cuatro horas y media, tal y como estaba previsto. La estación de buses de Cruz del Sur de Paracas se encuentra justo al inicio del pueblo, pero se puede llegar hasta el centro caminando cómodamente. Son unos diez minutos, y por eso no es necesario tomar ningún taxi.
Desde el centro fui andando hasta el alojamiento que había reservado, El Capricho Paracas II, y después de instalarme fui a comer sin entretenerme demasiado. Por la tarde quería salir en bici para visitar la Reserva Nacional de Paracas por libre. Sabía que iría un poco justo de tiempo, y que quizás el viento me dificultaría el trayecto, pero sólo quería quedarme una noche en Paracas y pensé que ésta sería la mejor opción.
Alquilé la bicicleta en la agencia de El Capricho Paracas, y un poco antes de las dos de la tarde ya empecé a pedalear en dirección a la Reserva Nacional de Paracas.
Cuando llegué a la carretera, y ya no tenía la protección de los edificios, pude comprobar que hacía bastante viento. Además soplaba en la dirección contraria en la que avanzaba, así que completar los 3 kilómetros hasta el punto de control de acceso a la reserva me costó mucho más de lo que me esperaba.
Una vez allí, me encontré con la agradable sorpresa de no tener que pagar nada. Era lunes, y me dijeron que durante los lunes las personas que acceden a la reserva en bicicleta tienen acceso gratuito.
Inicialmente, mi idea era realizar toda la ruta circular, había pensado que podía hacer 25 kilómetros perfectamente en unas 3 horas. Sin embargo, vi que con el viento iría un poco justo de tiempo. Por eso, decidí empezar el recorrido yendo primero a la zona de la Playa Roja y la Bahía Lagunillas.
La verdad es que el terreno del carril bici, muy poco liso y lleno de piedras y pequeños saltos, hacía difícil avanzar a buen ritme. También añadía dificultad el estado de la bicicleta, que no era el ideal. Recordaba mi viaje a Francia en bicicleta, y me costaba imaginarme cómo había hecho más de 100 kilómetros durante algún día.
Finalmente, después de algo más de una hora llegué a la Playa Roja. La única ventaja de haber ido durante la tarde es que no había prácticamente nadie. Después de fotografiar la playa desde el mirador y pasear un poco por la zona fui hasta la Playa Lagunillas.
Luego deshice el camino, y llegó el momento de decidir si hacía toda la ruta circular, para ir hasta La Catedral (me esperaba una larga subida) o deshacía el mismo camino por el que había venido.
Hice cálculos y vi que iba muy justo de tiempo para hacer toda la ruta circular, sobre todo porque seguiría teniendo el viento de cara. Además, no sabía cuánto desnivel me esperaba. Por eso, decidí volver por el mismo camino. Sabía que me estaba perdiendo una parte importante de los imprescindibles de la Reserva Natural de Paracas, pero había sido una mala decisión hacer la ruta en bici durante la tarde… Pero siempre viene bien dejar algo pendiente, para tener una excusa para volver a viajar a Perú por libre.
Llegué a Paracas poco después de las cinco de la tarde. Después de dejar la bicicleta, volví al alojamiento y contraté directamente allí la salida a las Islas Ballestas, que haría durante la mañana siguiente.
(Este post forma parte de la guía para viajar a Perú por libre)
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