Francia. Una bici. 26 días. 2.322 kilómetros. Y un bajo presupuesto.
En esto consistirá la aventura que comienzo mañana, un viaje totalmente diferente a todo lo que he hecho hasta ahora. Me he propuesto recorrer en solitario una parte de Francia a base de pedaleadas. Pero vayamos por partes …
De dónde surgió la idea?
Seré sincero: ir enbici nunca me ha gustado demasiado. Siempre he preferido caminar. Pero en cambio, los ciclistas viajeros, cargados con las alforjas, siempre me han hecho mucha envidia. Porque viajar en bicicleta es conocer un país de una manera completamente diferente. Sin prisas. Disfrutando de cualquier rincón. Siendo autosuficiente. Siendo LIBRE.
Hacía tiempo que tenía en mente hacer mi primer viaje en bicicleta, cuando cayó sobre mis manos un libro fantásticamente inspirador: Vagabundo, de Xavi Narro. En este libro el autor explica la experiencia de dar la vuelta al mundo en bici. El libro engancha y contagia las ganas de querer conocer el mundo en bici.
Ya empezaba a asimilar que este verano sería el momento de coger la bici y empezar a pedalear, pero no sabía cuál sería mi destino. Entonces, vi unas fotografías impresionantes del Mont Saint Michel. Y lo tuve claro. Quería pedalear hasta allí. Hasta tener ante mí su encantadora silueta. Sólo me faltaba coger un mapa y decidir cómo llegaría hasta allí …
El itinerario
Francia es un país preparadísimo para viajer en bicicleta. Está lleno de carriles bici y rutas perfectamente preparadas por los ciclistas. Sólo hay que hacer una visita a la web http://en.francevelotourisme.com/ para hacerse una idea.
¿Y como ideé mi ruta? Pues uniendo algunas de estas rutas ciclistas que me llevaran hasta el Mont Saint Michel. Así, terminé fijando mi itinerario, que separé en cuatro grandes etapas:
- Canal des deux mers à vélo. Viajaré en tren hasta Port la Nouvelle, un pequeño pueblo del mediterráneo, y desde allí empezaré a atravesar el Canal des deux mers à vélo. Como su nombre indica, esta ruta ciclista une el mediterráneo con el atlántico. Unos 800 kilómetros de ruta por el lado del Canal de Garonne y el Canal du Midi atravesando pueblos y ciudades encantadoras. Carcasona, Toulouse, Burdeos…
- La Vélodyssée. Una vez llegue al atlántico, me incorporaré la Vélodyssée, un increíble carril bici que recorre la costa atlántica. Durante esta etapa me esperan las mareas, las puestas de sol, las ostras… que me llevarán hasta la maravillosa Bretaña. ¡Qué ganas tengo de llegar!
- La Bretanya. Sólo mirando algunas fotografías, la Bretaña ya me ha enamorado. Los primeros días viajaré por su interior, siguiendo la Vélodyssée, hasta que llegue a Roscoff. Desde allí, empezaré una de las partes más bonitas del viaje. Recurriré durante varios días la costa bretona, y sé que me fascinaré viendo sus acantilados, faros y pueblos encantadores. Y, finalmente, ¡llegaré al Mont Saint Michel!
- La tornada. La última etapa del viaje lo he bautizado como la vuelta, ya que mi objetivo será llegar hasta Tours, donde cogeré el tren de vuelta a casa. Para llegar, haré algunas partes de tres rutas ciclistas: la Veloscenic, la Vélo Francette y la Loira en Vélo. Los pueblos pintorescos de Normandía y los castillos del Loira serán los protagonistas de esta parte del viaje.
La aventura ya está aquí…
Como os decía, mañana empiezo a pedalear. Comienza la aventura. Y lo considero una aventura porque de bicis no tengo ni idea. Hace casi diez años que no hago excursiones en bici. Bueno, ayer fui cuarenta minutos para comprobar que me acordaba… Además, viajaré con una bici de mi padre que tiene 24 años. Así que si consigo completar el viaje, nadie tendrá excusas para no animarse a hacer su primer viaje en bicicleta.
De momento no me atrevo a explicar mis preparativos, ni dar consejos, ni nada de nada. Eso lo dejo para la vuelta, cuando ya pueda hablar desde la experiencia. Desde la experiencia de haber viajado casi un mes solo en bici. Porque esto de viajar solo también es nuevo para mí…
Se me tira el tiempo encima, ya que todavía no he terminado con los preparativos, y no me puedo entretener demasiado más. Pero os dejo con un vídeo que resume perfectamente los motivos por los que me he animado a hacer un viaje como este. Un vídeo que, después de verlo, te hace difícil no querer coger la bici, las botas, la furgo o lo que sea y empezar a descubrir mundo.