Como me gusta pasearme por el archivo fotográfico. Rememorar las escenas y paisajes de todo el mundo que más me han maravillado. Volver a sentir, por unos momentos, la sensación de viajar. Y recordar la magia de descubrir nuevos territorios. Territorios como las Islas Galápagos. Un lugar inhóspito del Atlántico que nos cautivó desde el primer instante.
Las Islas Galápagos son naturaleza en estado puro. Descubriéndolas experimentamos sensaciones totalmente nuevas. Cautivadoras. Porque allí, gracias a la gran labor de protección que se ha llevado a cabo, los animales ven los seres humanos como una especie más. No somos depredadores. Y esto permite que la observación de los animales sea totalmente diferente. Completamente mágica. Los leones marinos nos invitaban a bañarnos con ellos y a estirarnos a su lado en la playa, para hacer una siesta juntos. Los albatros nos mostraban orgullosos sus polluelos, actuando con completa normalidad. Y mientras tanto, nosotros teníamos que vigilar para no pisar ninguna de las iguanas marinas que ocupaban los caminos, totalmente confiadas.
Para los amantes de la naturaleza y los animales, este archipiélago es un paraíso. Porque no sólo es la diversidad de especies que se pueden ver, muchas de ellas autóctonas, sino la manera en que se hace. Sintiendo los animales muy cerca. Experimentando sensaciones únicas.
Sensaciones únicas como las de sentarse en una roca, frente a los acantilado de la Isla Española, contemplando un espectáculo de aves impresionante. Esta zona es ideal para contemplar los piqueros de patas azules, los piqueros de Nazca y los majestuosos albatros. Con suerte, también se puede ver alguna cría emprendiendo su primer vuelo.
Sensaciones únicas como caminar por el Rancho Primicias, donde viven en estado natural las famosas tortugas gigantes de las Galápagos, unos seres impresionantes. Algunas de ellas superan el metro de longitud y pesan más de 250 kg. ¡Y la mayoría viven más de 100 años!
Sensación únicas como la de encontrarse leones marinos por todas partes. Sin duda, son una de las estrellas de las islas. Y su simpatía enamora a todos los visitantes. Pasear o tomar el sol en la Bahía Gardner, donde hay cientos de leones marinos, es sensacional. Pero para nosotros, lo más sorprendente fue encontrar leones marinos descansando en los bancos de Puerto Baquerizo Moreno, la ciudad principal de San Cristóbal. Es una estampa que nunca olvidaremos, ya que refleja perfectamente la esencia de las Galápagos.
Y no había nada mejor para terminar los días que navegar entre las islas en velero. Contemplando preciosas puestas de sol y acompañados de algunos leones marinos e, incluso gruposde delfines. Y cuando terminaba el espectáculo, nos retirábamos sabiendo que al día siguiente nos despertaríamos en un entorno completamente diferente. En otro paraíso.