¡Qué alegría por la mañana! ¿Quien decía que levantarse temprano es un problema? El problema es trasnochar… Esto pensábamos cada mañana cuando nos poníamos en movimiento, junto con los otros excursionistas. A pesar de ser muy temprano nos levantamos entusiasmados. Cargados de energía. Con la única prisa de, justo antes del desayuno, salir a disfrutar del fantástico entorno que rodea el refugio de Amitges. ¡Qué maravilla!
Después de uno de los mejores desayunos que probamos durante la Carros de Foc, iniciamos la etapa. El objetivo era llegar hasta el refugio de Colomers. Poco más de diez kilómetros y unos novecientos metros de desnivel acumulado. Y, como siempre, sabíamos que los paisajes cambiantes del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici nos seguirían sorprendiendo.
Desde el refugio de Amitges, iniciamos la subida hasta el Port de Ratera. Sólo teníamos que seguir las estacas, que durante este tramo nos indicaban perfectamente el camino, y disfrutar del fantástico paisaje que nos rodeaba. Durante el ascenso, tuvimos que atravesar algunos tramos pedregosos, pero en general el camino no era complicado. Y era de agradecer. Así no teníamos que estar mirando el suelo constantemente y podíamos fascinarnos con la naturaleza que nos rodeaba. Era alucinante el número de lagos que veíamos cada día. Y no era para menos, ya que el parque constituye la zona lacustre más importante de los Pirineos.
Durante la subida tuvimos la suerte de ver un grupo de marmotas. Después de unos días donde el tiempo no había sido espléndido, el cielo estaba bien despejado. Hacía un día espléndido, y con la salida del sol las marmotas se estiraban a las rocas. Como les gusta tomar el sol… Y, como nos gusta a nosotros observarlas. Sin darnos cuenta de ello, pasamos casi media hora observándolas. Pero en la montaña las prisas las marcan las nubes. Y como no había ni uno, teníamos todo el tiempo del mundo.
Una vez llegamos al Port de la Ratera, desde el que se veía claramente el camino de ascensión al Pic de la Ratera (uno de los mejores miradores del Pirineo), iniciamos el descenso por el Circo de Saboredo hacia el refugio homónimo. Atravesamos una zona de prados alpinos preciosos, con una multitud de arroyos, lagos y muchísima vegetación. Demasiado maravillados con el entorno que nos rodeaba nos salimos del camino. Buena parte de la bajada la hicimos campo a través, hasta que encontramos de nuevo el camino poco antes de llegar al refugio. Allí nos sellaron el forfait e hicimos una parada antes de iniciar la segunda etapa del día.
Desde el refugio iniciamos un descenso, pasando junto al Lac de Baish, y tras superar varias tarteras iniciamos el ascenso hasta el Coth de Sendrosa. Desde el inicio de la subida oímos los agudos gritos de las marmotas. Pero no fue hasta el tramo final que pudimos verlas. Una vez arriba, de nuevo nos quedamos cautivados por la magia de los collados. Nos fascinaba la separación entre dos mundos que se producía allí arriba. Podíamos admirar, desde una perspectiva totalmente diferente, el recorrido que habíamos hecho, y también descubrir el nuevo entorno por donde andaríamos. Lástima del viento, que siempre nos hacía volver a la realidad y nos recordaba que teníamos que continuar avanzando.
Pusimos rumbo hacia el refugio de Colomers y tras una pronunciada bajada, llegamos a una zona llana. Desde allí, el camino hasta el refugio de Colomers era muy sencillo. Transcurría por un terreno herboso, donde las vacas pastaban tranquilamente. Poco después de las tres, ya llegamos al refugio de Colomers, situado al lado del Estany Major de Colomers. ¡Qué entorno tanto fantástico!
Aprovechando el buen día, después de haber descansado un poco las espaldas, salimos a investigar los caminos más cercanos. Muy cerca del refugio encontramos rincones preciosos. Y aprovechando que hacía un día espléndido, nos quedamos allí. Bien apalancados. Disfrutando de la tranquilidad que se respira en medio de la montaña. Donde nuestra única preocupación era saber qué cenaríamos.
Para cenar, por cierto, nos llevaron una mousse de chocolate espléndida. 😉