La ruta en coche por las Islas Lofoten continúa. Y hoy nos espera un día mágico dentro del viaje. De conducir por la panorámica carretera del Rey, desde Leknes hasta Reine. Y de hacer un nuevo cambio de isla: de Vestvågøy a Moskenesoy, pasando por la isla Flakstadøya.
Conducir por carreteras nevadas, rodeados de paisajes blancos, hace muy especial este viaje.
Ruta en Coche por las Islas Lofoten: La Isla Flakstadøya
La Playa Storsandnes y la Playa Myrland
Empezamos la ruta alejándonos de Leknes y recorriendo los últimos kilómetros por la isla Vestvågøy. Un puente espectacular, que nos lleva por encima del océano, nos permite llegar a la isla Flakstadøya.
No dejan de alucinarnos las playas de las Islas Lofoten. Sus paredes verticales cayendo al mar. Y la magia de las olas encontrándose con la nieve. Aprovechamos la mañana para acercarnos a dos playas preciosas: la Storsandnes y la Myrland. Prácticamente se tocan, así que vale la pena visitarlas las dos.
Paseamos de una punta a la otra de las playas. Todo es silencio. No hay nadie más visitando estas playas solitarias.
Nusfjord, el pueblo más famoso de la Isla Flakstadøya
A media mañana, llegamos a uno de los pueblos de pescadores más famosos de las Islas Lofoten: Nusfjord. Con menos de cien personas viviendo actualmente en este pueblo, ya no se vive la actividad frenética de la pesca del bacalao. Actualmente es como un pequeño pueblo museo.
Conserva la mayoría de las tradicionales casas de pescadores, conocidas como Rorbuer. Sus colores amarillos y rojos, aportan unas tonalidades muy vivas entre los blancos que pinta el paisaje durante el invierno.
Caminar por este pequeño pueblo es una delicia. Y también es preciosa la carretera por donde conducimos para llegar a él, sobre todo en el tramo que pasa junto al Lago Storvatnet.
La iglesia y playa del pueblo de Ramberg
Volvemos a la carretera principal que recorre las Islas Lofoten, la Carretera del Rey o E10, y seguimos avanzando hacia el final de la ruta, hacia el oeste. Cada pocos kilómetros aprovechamos para parar el coche e inmortalizar los paisajes que nos rodean.
El entorno del pueblo de Ramberg es un punto de la ruta donde vale la pena abrigarse y caminar un poco. Visitamos su la iglesia de madera, la Flakstad Kirke, construida en 1780.
Desde allí, nos acercamos a la playa Skagsanden. Otro capricho de la naturaleza. Su arena dorada y el agua cristalina, contrastan con las montañas nevadas que nos rodean. Esta playa es ideal para ver auroras boreales.
Más adelante, la playa Rambergstranda también es otro tesoro natural del pueblo de Ramberg. Esta playa larguísima es ideal para pasear.
Los últimos kilómetros por la Isla Flakstadøya
Recorrer en coche las Islas Lofoten es una delicia para los sentidos. Durante la última parte del recorrido por la isla Flakstadøya, los parajes que atraviesa la carretera E10 son fascinantes. Conducir por carreteras blancas nos tiene cautivados.
Antes de cruzar a la siguiente isla, nos desviamos hasta el pequeño pueblo de Sund. Hay pueblos en Noruega que son sencillos de recordar y pronunciar. Este es uno de ellos.
El pueblo de Sund es conocido como uno de los pueblos de pescadores más antiguos de la zona. Y actualmente su puerto mantiene una gran actividad.
Es un pueblo pequeño, así que lo mejor es descubrirlo improvisadamente, y contemplar las hermosas casas de colores.
Con la visita de Sund nos despedimos de la isla Flakstadøya. Siguiendo la carretera del Rey y, tras cruzar otro puente impresionante, llegamos a la isla de Moskenesøy. Allí nos esperan los pueblos más icónicos de las Islas Lofoten.
Ruta en Coche por las Islas Lofoten: la Isla de Moskenesøy
Hamnøy, la postal más famosa de las Islas Lofoten
Sólo tenemos que conducir 10 kilómetros por la isla de Moskenesøy para llegar hasta Hamnøy. Las casas de este pequeño pueblo, con las verticales montañas de fondo, son las más fotografiadas de las Islas Lofoten. Y cuando tenemos ante nosotros la famosa vista entendemos el porqué. Es imposible no quedar cautivado por la panorámica.
Reine, el pueblo más bonito de las Islas Lofoten
Cuando el sol empieza a caer por el horizonte, nos dirigimos hacia Reine (a sólo 1 kilómetro de Hamnøy). Llegamos al mirador del pueblo rodeados de una luz mágica. Las puestas de sol invernales por encima del Círculo Polar Ártico pintan los paisajes de tonalidades únicas. Todo coge una tonalidad cálida, un naranja con matices rosas fascinante.
Rodeados de esta luz, alucinamos con los paisajes que rodean el pueblo de Reine. Este pueblo fue catalogado como el más bonito de Noruega durante los años setenta. Y aunque no hemos visto todos los pueblos de Noruega, no nos cuesta nada concluir que es uno de los pueblos más bonitos que hemos visitado.
La panorámica es hipnótica. Y dejamos pasar los minutos mientras saboreamos el lago y las montañas que rodean el pequeño pueblo de pescadores, de sólo 400 habitantes. En verano vale la pena subir hasta el Reinebringen, uno de los picos que delimitan la localidad. Pero en marzo, con todos los caminos nevados y helados, no es recomendable.
Cuando la oscuridad se apodera del paisaje, nos dirigimos a nuestro alojamiento. Las próximas dos noches las pasaremos en una tradicional Rorbuer, en el pueblo de Tind.
Antes de ir a dormir, consultamos la previsión de auroras boreales. Está prevista una gran actividad. Y parece que no hay ninguna nube. ¡Es la oportunidad perfecta!
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Las primeras auroras boreales en las Islas Lofoten
Poco antes de la medianoche, todas las predicciones indican que probablemente se verán auroras boreales. Nos abrigamos, y conducimos hasta el pueblo de Reine con la esperanza de ver la dama de verde.
Observemos el cielo con impaciencia. Todo es oscuridad. Pero pocos minutos después, descubrimos un sutil movimiento verdoso bailando entre las estrellas. Por fin, ¡estamos viendo auroras boreales!
La intensidad de la aurora boreal va aumentando poco a poco. Y se convierte en un espectáculo alucinante. Cada vez más verde y con un movimiento más visible. Imposible de describir con palabras. Según la tradición inuit de Groenlandia y Canadá las auroras boreales son mensajes de sus antepasados o de animales sagrados. Es un fenómeno tan especial y misterioso, que cuesta no encontrarle un origen místico.
Tal y como la dama de verde había aparecido, poco a poco su luz verde se va escondiendo. Nos despedimos así de la primera aurora boreal en las Islas Lofoten. Uno de los momentos más brutales del viaje.
(Este post corresponde al quinto día de nuestro viaje a las Islas Lofoten)
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