En el año 305, el emperador romano Gaius Aurelius Valerius Diocletianus escogió Split (entonces llamada Spalatum) para su retiro dorado. Sin privarse de nada, se hizo construir un enorme palacio que le permitiera disfrutar de los últimos años de su vida entre lujo y seguridad. Rodeando toda la construcción de murallas de hasta 28 metros donde sobresalían varias torres, el emperador escogió los mejores materiales para la construcción del palacio. Utilizando piedras de la isla de Brac y mármol y granito de Egipto. De donde también se llevó dos esfinges, que aún lucen en el Peristilo.
Gracias a la calidad de los materiales utilizados, el palacio de Diocleciano es una de las construcciones mejor conservadas del Imperio Romano. A diferencia de muchas ciudades europeas, Split no se vio destruida por las invasiones de la Europa central. Por ello, actualmente es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Atravesar las puertas de las murallas es viajar 17 siglos atrás. Un viaje en el tiempo fascinante que hicimos durante la mañana del séptimo día de nuestro viaje a Croacia.
Recorriendo la histórica ciudad de Split
La primera incursión que hicimos en el palacio de Dioclociano, durante la noche del sexto día de viaje, fue suficiente para comprobar que dentro de las murallas se escondía un mundo completamente diferente. Por ello, tuvimos muy claro que destinaríamos la mañana del día siguiente para pasear con tranquilidad por todos los rincones que ocultaban los callejones del centro histórico de Split. Intuíamos que todas las maravillas que nos habían contado de la ciudad no eran exageraciones.
El palacio de Diocleciano no es muy grande, por eso decidimos pasear sin mirar demasiado los mapas. Nos encanta movernos sin rumbo, improvisando en cada esquina, y haciendo que sea el azar el que decida el orden en el que nos vamos encontrando los monumentos más importantes. A menudo pasamos por calles más de una vez, pero lo acabamos visitando todo sin problemas.
Parte de la magia de la ciudad la crean sus calles y sus casas antiguas, donde todavía sigue viviendo gente. Pero hay algunos puntos de la ciudad que nos dejan especialmente impresionados. Estos son los imprescindibles que ver en Split:
- La Puerta de Oro. Aunque se puede entrar en el Palacio de Diocleciano desde varios puntos, esta puerta es el acceso principal al palacio.
- El Perisitilo. Después de cruzar la Puerta de Oro, el primer gran espacio que encontramos es el Peristilo, el antiguo patio interior que comunicaba las salas privadas del emperador con los templos de Venus, Cibeles y Júpiter.
- La Catedral.Desde el Peristilo, los ojos se nos desvían hacia la espigada Catedral de Split. En el siglo VII, el cuerpo de Diocleciano fue retirado del mausoleo, que fue reconvertido en la catedral de la ciudad. Una catedral que sobresale desde cualquier punto de la ciudad y que, desde su campanario románico, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de Croacia. Debemos subir varios peldaños para llegar arriba, pero la vista lo merece.
- El Baptisterio de San Juan. El antiguo templo de Júpiter atesora una fuente bautismal y una estatua de San Juan.
- Los Sótanos. Pasear entre sus gruesos muros, sintiendo el frío del aire subterráneo e inundados por el silencio, nos permite seguir sintiendo la larga historia de Split.
- La Puerta de Hierro. Esta puerta es la mejor conservada de las cuatro que tiene el palacio de Split.
Tras dar vueltas y vueltas por el Palacio de Diocleciano, nos despedimos de Split recorriendo el exterior de las murallas y su paseo marítimo. Desde allí vemos el puerto, lleno de veleros y ferrys que llevan a los turistas a las preciosas islas de la costa dálmata.
Ascendiendo hasta el Sveti Jure
Abandonamos Split para encaminarnos hacia la ciudad más famosa de Croacia: Dubrovnik. Pero de camino tenemos ganas de adentrarnos por los parajes naturales del país. Sabemos que Croacia es mucho más que las ciudades y playas de la costa dálmata…
A poco más de 100 kilómetros de Split, el Parque Natural de Biokovo protege la cordillera que avanza paralela a la Riviera de Makarska. Un terreno escarpado y rocoso que contrasta con las próximas playas de la costa. Es el segundo macizo más alto del país. Y una de sus montañas, la Sveti Jure, esconde una de las mejores estampas de Croacia.
Después de avanzar por una empinada y sinuosa carretera, que cada vez se hace más estrecha, llegar a la cima del Sveti Jure, a 1.762 metros de altura, es la gran recompensa. Miremos donde miremos, es todo precioso. Al sur se elevan las montañas del Biokovo, con el mar y las islas adriàtiques como telón de fondo. Y hacia el norte se divisan las cadenas montañosas de Bosnia-Herzegovina. Las vistas son brutales, y sólo el viento, que sopla con fuerza, nos hace volver a la realidad.
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Las murallas de Dubrovnik
Las vistas que tenemos desde el Sveti Jure nos permiten despedirnos majestuosamente de la naturaleza de Croacia. Ya sólo nos queda un día de viaje, que lo dedicaremos a la preciosa ciudad de Dubrovnik.
Dedicamos las últimas horas de la tarde a conducir tranquilamente hasta Dubrovnik. La carretera avanza a menudo por el lado del mar, donde sobresalen infinidades de islas. De camino, también pasamos por el lado de los lagos Bacinska Jezera.
Unos 70 kilómetros antes de llegar a Dubrovnik tenemos que hacer un pequeño trayecto de carretera para Bosnia-Herzegovina, pero el paso lindante es muy ágil.
Llegamos a Dubrivnik cuando ya es de noche y aprovechamos para hacer una primera visita. Cenamos junto a las murallas, disfrutando de unas vistas privilegiadas, y antes de despedir el día hacemos un primer paseo por las calles principales de esta famosa ciudad. Una pequeña muestra de lo que nos espera mañana…
Información práctica para conocer Split y el Parque Natural Biokovo
- Página web oficial de Split: http://visitsplit.com/es/1/bienvenidos-a-split
- Precio de entrada al campanario de la catedral de Split: 20 kunas por persona (2.70 euros).
- Página web oficial del Biokovo Natural Park: http://www.pp-biokovo.hr/en/20/home
- La entrada al Biokovo Natural Park cuesta 50 kunas per persona. (6.72 euros).
(Este post corresponde al séptimo día de nuestro viaje a Croacia durante julio de 2014)
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