Visitar Telegraph Cove, en la mayoría de casos, equivale a hacer excursiones para descubrir la fauna canadiense. Dentro de la gran variedad de tours, a nosotros nos llamaron mucho la atención las salidas en kayak con posibilidad de ver fauna. A través de estas embarcaciones, la sensación de proximidad con los animales es elevadísima. Por ello, antes de salir de casa, ya habíamos reservado una excursión en kayak con la compañía North Island Kayak. Concretamente, decidimos que haríamos la excursión de un día entero, para así tener más posibilidades de ver animales.
Por fin, hoy llega el día de hacer esta excursión. Por la mañana conducimos hasta Telegraph Cove y vamos al punto de encuentro de la empresa. Allí nos dan todo el equipamiento y nos dan algunos consejos. También nos explican que no hacen siempre la misma ruta, sino que varían el trayecto en función del mar y de los animales. ¡Qué ganas de ponernos en el agua!
Poco después de las diez, ya estamos en los kayaks. Salimos del puerto de Telegraph Cove mientras vamos cogiendo práctica con los remos. Y, al poco, nos plantamos en el Johnston Strait, donde en verano hay una gran concentración de orcas.
Navegamos tranquilamente y, aprovechando que el agua está muy calmada, empezamos a cruzar el estrecho. Entonces, llega uno de los momentos más emocionantes del día. A lo lejos, podemos ver la enorme aleta dorsal de una orca que se dirige hacia la región donde estamos nosotros. Cuando los guías ven el animal, nos dicen que tenemos que ponernos todos juntos, haciendo una gran barrera de kayaks, por cuestiones de seguridad. Entonces nos quedamos quietos, sin remar, y deseamos que la orca se acerque más a nosotros. Pero no estamos de suerte, y la orca se hunde cuando aún está bastante lejos. La perdemos de vista durante unos minutos, pero vuelve a aparecer por otra parte, a unos cien metros de donde estamos.
Con varias orcas nadando por la zona, aunque no demasiado cerca de nosotros, los guías nos indican un pequeño faro, donde nos dirigimos para parar a comer. Durante el camino, seguimos viendo las orcas (hay dos), que salen a respirar. Al ir en kayak, las vemos bastante lejos, pero obviamente no nos podemos acercar. Ellas nadan mucho más rápido. Las veremos más de cerca sólo si ellas lo deciden. Y hoy no deben estar demasiado «juguetonas». Igualmente, la sensación de proximidad, o incluso de convivencia, que el kayak nos da es brutal. No hay motores por medio. Y esto lo hace todo muy diferente.
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Después de unos treinta minutos remando, llegamos a la playa donde paramos a descansar. Allí subimos hasta donde está el faro. Tenemos unas grandes vistas del mar. Mientras comemos, vemos un grupo de marsopas de Dall. Son unos cetáceos de un tamaño similar a un delfín, aunque no son delfines. Tal y como nos cuenta el guía, la diferencia más obvia entre los delfines y las marsopas es que las marsopas tienen dientes espatuladas y los delfines las tienen cónicas.
Cuando volvemos de nuevo a los kayaks, ya empezamos a remar hacia Telegraph Cove. Hacemos un trayecto diferente, pasando más cerca de la costa. ¡Cuánta vegetación! A medio camino, nos encontramos de nuevo con un grupo de marsopas de Dall. A pesar de ser una especie bastante tímida, ya que normalmente se alejan rápido de los kayaks, vienen a nadar por donde estamos nosotros. Un ejemplar que sale a respirar a cinco metros de nosotros y que podemos ver perfectamente.
Una vez se han ido las marsopas, seguimos avanzando hacia el pueblo. Vemos bastantes águilas durante el recorrido. Y, justo antes de llegar al puerto, tenemos la suerte de ver una águila pescando. Sin duda, la excursión merecía este final. ¡Increíble!
A media tarde, después de descansar un poco los brazos y la espalda (esto de no hacer nunca kayak tiene sus consecuencias), vamos de nuevo a Puerto McNeill. Ayer nos gustó mucho la tranquilidad del pueblo. Así que hoy repetimos. Volvemos a caminar por el puerto, saludando a los amables pescadores locales, y vamos a ver las impresionantes águilas. Estamos en el pueblo hasta que el sol se esconde. Entonces es el momento de volver al alojamiento y empezar a despedirnos de la Isla de Vancouver. Mañana ya cogemos el ferry hacia el continente. Sin embargo, antes haremos una salida para ver ballenas de cerca.
(Este post corresponde al día 16 de nuestro Viaje a las Montañas Rocosas y la Isla de Vancouver)
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