Empezamos el día deshaciendo parte de la Bow Valley Parkway. Esta carretera, aparte de ser famosa por la cantidad de fauna que se puede ver circulando por ella, también tiene rincones preciosos. Sobre todo destacan el Johnston Canyon y las Silverton Falls. Y nosotros no nos lo queremos perder.
Empezamos a recorrer la carretera temprano por dos motivos. Por un lado, queremos evitar la gran multitud que se suele concentrar en el cañón a media mañana. Y, además, durante la madrugada también es cuando hay más actividad animal. Sin embargo, no tenemos demasiada suerte (o estamos muy ciegos) y durante el recorrido que hacemos por la mañana no vemos ningún animal.
Primero vamos hasta el Johnston Canyon, un cañón formado por la erosión del agua del río Bow durante millones de años. Desde el parking sale un camino muy sencillo y en el que destacan dos cascadas: las Lower falls y Upper falls. El camino es lineal y la ida son menos de tres kilómetros. Las vistas son muy buenas. Es impresionante como el paso del tiempo y la erosión pueden crear rincones con tanta delicadeza.
Al terminar el recorrido, volvemos al coche para dirigirnos a las Silverton Falls. En la carretera no están indicadas: hay que aparcar en el parking del Rockbound Lake Trail. Desde allí hay un mapa que indica las cascadas, que también están indicadas con carteles durante el camino. Las Silverton Falls son cuatro saltos de agua consecutivos. Hay un camino que bordea el río y que llega al pie del último salto, que tampoco es demasiado alto. La vista impresionante la tenemos cuando seguimos el camino que va ganando altura y que llega a un saliente desde el que se ven tres de los cuatro saltos de agua. ¡Brillante!
Al acabar la excursión, nos ponemos en marcha de nuevo por la Bow Valley Parkway. ¡Y al poco vemos un oso negro! Está bastante cerca de la carretera, pero cuando empiezan a acumularse coches se esconde rápidamente.
Entonces, es el momento de dirigirse a uno de los lagos más impresionantes de la zona y de Canadá: el Lago Moraine. Una vez aparcamos, ya vemos el precioso lago. Sin embargo, la vista más fascinante la tenemos al subir al Rockpile, desde donde está el mirador. Esta vista es conocida como la Twenty Dollar View, ya que apareció en el reverso de los billetes de veinte dólares canadienses en 1969 y en 1979. La visión del lago desde allí es inigualable. Aunque está bastante nublado, el agua tiene un color azul turquesa precioso y las montañas, que todavía tienen algo de nieve, son el fondo perfecto de escenario. Nos quedaríamos allí horas y horas mirando el lago con la compañía de las ardillas, que siempre terminan recogiendo comida de los turistas.
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Después de un buen rato disfrutando de las vistas, bajamos del Rockpile y tomamos el camino hacia los Consolation Lakes. Es un camino sencillo y lineal. De seis kilómetros entre ida y vuelta. El único «problema» que tiene el camino son los osos. El sendero pasa por una zona donde los osos grizzly son frecuentes. Por ello, es obligatorio por ley caminar con un grupo de cuatro personas o más. Nosotros somos cuatro, así que podemos hacerlo sin tener que esperar a nadie más. Durante el recorrido, para no sorprender a ningún oso, vamos haciendo ruido constantemente: no dejamos de cantar y llevamos cascabeles en las mochilas. Estamos de suerte y no nos encontramos ningún oso durante el camino, que pasa todo el tiempo por el interior de un bosque. Al final del camino, llegamos al Consolation Lake. Tenemos la suerte de estar casi solos frente al lago y el Quadra Glacier. El paisaje es maravilloso. Es una excursión que vale muchísimo la pena.
De vuelta al Lago Moraine tampoco nos encontramos con ningún oso. De momento, ya hemos sobrevivido a la primera excursión con peligro de osos… Una vez llegamos al lago, seguimos el camino que lo bordea. Así tenemos nuevas perspectivas de este entorno tan fantástico.
Antes de volver a nuestra caseta de Baker Creek, hacemos una primera visita al Lake Louise, donde tenemos previsto pasar buena parte del día mañana. Sabemos que también es uno de los lagos estrella del viaje. Y, una vez estamos ante él, no nos sorprende nada el porqué de su popularidad. ¡Es increíble!
(Este post corresponde al día 3 de nuestro Viaje a las Montañas Rocosas y la Isla de Vancouver)
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