Cuando vimos las fotos de Sunshine Meadows y que Lonely Planet la clasificaba como una de las mejores caminatas de Canadá, no dudamos en reservar el bus que nos llevaría hasta allí. El precio por persona de ida y vuelta son 27 CAD.
Reservamos el autobús de las 9:00, que sale desde Sunshine Village. Llegamos allí quince minutos antes y nos dan los tickets. El bus sale puntual y en menos de treinta minutos llega hasta Sunshine Meadows. En invierno es una estación de esquí, pero durante el verano se convierte en una zona preciosa de prados alpinos y lagos.
Al llegar arriba, estamos sólo a cinco grados. Y algunos de nosotros no vamos demasiado abrigados… Creo que nos confiamos demasiado con el Sunshine. Para entrar con calor nos ponemos a caminar rápidamente. Queremos hacer el recorrido circular más típico. Los puntos principales por donde pasa son: el Monarch Viewpoint, el Standish Viewpoint, el Grizzly Lake, el Larx Lake y el Rock Isle Lake. Tiene una duración de unos diez kilómetros.
A medida que caminamos, parece que el día empieza a abrirse. De modo que cada vez es más agradable caminar. Las vistas que tenemos de las montañas de alrededor y de todas las flores floridas, con la compañía de las ardillas, son fantásticas.
Por mala suerte, cuando llegamos a la zona de los lagos el tiempo se complica. Aparecen las nubes y rápidamente se pone a llover. De hecho, la temperatura baja tan rápido que incluso se nos pone a nevar. Para no terminar congelados, recortamos un poco el recorrido previsto y, después de haber visto los tres lagos, volvemos hacia el punto de salida del bus. Allí hay un bar, donde podemos refugiarnos y entrar en calor de nuevo. Lamentamos haber tenido que correr y no poder disfrutar al máximo del recorrido, pero todos coincidimos en la gran belleza paisajística del entorno.
De bajada, el cielo vuelve a abrirse (el tiempo canadiense está loco) y cuando llegamos al coche vuelve a hacer sol. Además poco después de arrancar tenemos la suerte de ver un grupo de Bighorn Sheeps (dos hembras y una cría).
Después vamos hacia el Kootenay National Park, que se encuentra bastante cerca de Banff. Es un parque poco famoso. Pero a nosotros, que nos gusta mucho el agua, nos llama la atención el Marble Canyon y las Numa Falls. Para dirigirnos hasta la única carretera que atraviesa el parque, pasamos por primera vez por la Bow Valley Parkway. Es una carretera secundaria que conecta Banff y Lake Lousie, muy famosa por las altas posibilidades de ver fauna. Tenemos muchas ganas de ver osos y otros animales, por eso preferimos coger esta carretera y no ir por la autopista.
Aunque avanzamos lentamente y con todos los sentidos alerta, no vemos ningún animal antes de llegar hasta la carretera que cruza el Kootenay National Park, a la altura de la Castle Mountain. La mejor manera de conocer el parque es ir siguiendo la carretera y parando en los puntos marcados a lo largo del trayecto.
Primero paramos en Marble Canyon. Es un cañón por donde pasan grandes cantidades de agua provenientes del deshielo… La mejor manera de conocer este cañón es recorriendo el camino que pasa por su lado y que lo atraviesa (con puentes) un gran número de veces. Las vistas durante el recorrido, que hace menos de un kilómetro, son fantásticas. Al final del camino encontramos una cascada de agua que mejora aún más al entorno.
De camino a las Numa falls, nos llaman la atención los Paint Pots. Son tres lagos de color ocre muy conocidos porque fueron utilizados durante muchos años por los aborígenes, que los utilizaban para obtener el color ocre. Desde el parking hay que caminar 1,1 kilómetros hasta llegar a la zona de los lagos. Nos decepcionan un poco, seguramente porque los encontramos menos llenos de lo que esperábamos.
Después ya vamos hasta las Numa falls, pero nos encontramos con la desagradable sorpresa de que la entrada está vallada porque el puente cayó recientemente. ¡Qué lástima! Nos tenemos que conformar con el río justo antes del salto de agua.
A media tarde ya nos dirigimos hacia Baker Creek, donde dormiremos las dos próximas noches. Estas casetas están en la Bow Valley Parkway, así que seguimos recorriendo esta famosa carretera. ¡A medio camino vemos el primer oso! Es un oso negro de color marrón, que está comiendo muy cerca de la carretera. Una vez el oso desaparece entre los árboles, también vemos un grupo de ciervos.
Antes del atardecer, aprovechamos que es el momento idóneo para ver fauna y volvemos a recorrer una parte de la carretera. Estamos de suerte y vemos un macho majestuoso de ciervo mulo y un oso. Un final perfecto para el día. Nos encanta ver nuevos animales en libertad!
(Este post corresponde al día 2 de nuestro Viaje a las Montañas Rocosas y la Isla de Vancouver)
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